Tras el conflicto por las designaciones en la AGN, el jefe de Gobierno porteño advirtió que la Ciudad podría recurrir a la Corte Suprema para exigir el pago de los fondos adeudados por Nación, aunque dejó abierta la puerta a una salida política negociada con el gobierno de Javier Milei.
La relación entre el Gobierno nacional y el PRO sumó un nuevo foco de tensión luego de que el jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, ratificara que la Ciudad de Buenos Aires está dispuesta a recurrir a la Corte Suprema para reclamar los fondos de coparticipación que, asegura, la Nación le adeuda desde hace años.
El pronunciamiento se produjo en un contexto de creciente malestar tras el conflicto generado por las designaciones en la Auditoría General de la Nación (AGN), episodio que dejó heridas abiertas entre el oficialismo libertario y su principal aliado parlamentario. En diálogo con Radio Rivadavia, Macri sostuvo que “la Ciudad tiene derecho a esos recursos” y recordó que existe una cautelar de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que ordena al Estado nacional comenzar a girar los fondos.
Si bien el jefe de Gobierno evitó una confrontación directa con el presidente Javier Milei, dejó en claro que el reclamo no es negociable. “No podemos renunciar a los derechos de la Ciudad. Es plata de los porteños, más allá de que el Gobierno nacional la necesite para acomodar sus números”, afirmó, al tiempo que insistió en que su prioridad es encontrar una salida política antes de judicializar el conflicto.
Macri remarcó que el tema ya se encuentra en manos del máximo tribunal, pero señaló que la vía judicial sigue siendo una alternativa y no el único camino. “La Corte va a estar siempre como opción, pero yo voy a agotar toda posibilidad razonable para no romper lanzas con La Libertad Avanza”, subrayó, en un mensaje que buscó mantener abiertos los canales de diálogo con la Casa Rosada.
En ese marco, el jefe de Gobierno porteño deslizó posibles mecanismos de compensación para saldar la deuda, como la cesión de predios fiscales nacionales para proyectos inmobiliarios en la Ciudad. Entre los ejemplos mencionó terrenos como el ex Mercado de Liniers o tierras en la zona portuaria, iniciativas que, según explicó, podrían servir como forma de pago parcial y favorecer el desarrollo urbano.
La deuda acumulada de la Nación con la Ciudad ascendería a unos 5.000 millones de dólares desde la gestión de Alberto Fernández, a lo que se suman cerca de 450.000 millones de pesos desde agosto último, cuando se interrumpieron los pagos progresivos acordados a comienzos de año con el ministro de Economía, Luis Caputo.
Para graficar la magnitud del reclamo, Macri apeló a comparaciones habituales en el debate público porteño: “Con 5.000 millones de dólares se pueden hacer tres líneas de subte y sobra. Con el resto, podríamos financiar túneles o comprar más de 20 tomógrafos para los hospitales”, señaló.
Aunque el monto adeudado a la Ciudad es inferior al que la Nación mantiene con la provincia de Buenos Aires, la diferencia —según el propio Macri— radica en el diálogo político. Mientras la Casa Rosada mantiene un enfrentamiento abierto con Axel Kicillof, el vínculo con el gobierno porteño aún conserva márgenes de negociación, aunque cada vez más estrechos.
En ese contexto, el jefe de Gobierno cerró su intervención con un mensaje que buscó reforzar el peso político y económico de la Ciudad: “El 21% del PBI está en la Ciudad. No somos marginales. Si a la Ciudad le va bien, también crece el país”, afirmó, en una definición que volvió a marcar el delicado equilibrio de la alianza entre el PRO y La Libertad Avanza.



