El argentino Fernando “Puma” Martínez realizó una brillante presentación para conservar su título supermosca de la Federación Internacional de Boxeo (FIB) y agenciarse el cinturón de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), al derrotar por decisión unánime al japonés Kazuto Ioka, este domingo, en el choque estelar de una cartelera que se llevó a cabo en el legendario escenario de sumo Ryogoku Kokugikan, de Tokio, Japón.
Fueron 12 asaltos cargados de dramatismo e intensidad, en los que Martínez llegó decidido a lanzar su ofensiva en todo momento, mientras Ioka desplegó su buen boxeo, técnica y capacidad de contragolpeo.
Con dos de las cuatro versiones de la corona de los 52.152 kilos en su poder (ya era el campeón de la FIB, ahora conquistó el de la AMB), el «Pumita» boquense puede ir por más. En su hoja de ruta están el australiano Andrew Moloney y el japones Hosei Tanaka, los campeones de la Organización, y el estadounidense Jesse Rodríguez, flamante monarca del Consejo. Hay un problema serio y que Martínez ni su agente internacional, Marcos «Chino» Maidana pueden resolver: las categorías chicas atraen en el Lejano Oriente y en México. Pero no llaman la atención de las grandes empresas promotoras ni de los jefazos de las cadenas televisivas de los Estados Unidos.
Martínez ya dejó una marca en la historia: a partir de ahora su nombre figurará al lado de los de Pascual Pérez, Horacio Accavallo y Nicolino Locche cuando se rememoren los triunfos más notables del boxeo nacional en suelo japonés. El «Pumita» derrotó a un tetracampeón mundial como Ioka sin dejar dudas ni margen para que le escamoteen la victoria. Página 12 le reconoció un generoso 117 a 111 a su favor. Los tres jurados (el sudafricano Stanley Christdoulou, el estadounidense Edward Hernández y el belga Jean Pierre Van Imschoot) le dieron 6, 12 y 4 puntos de ventaja respectivamente.
El «Pumita» ahora es más campeón que antes: dos cinturones le rodean su cintura breve. Dentro de no mucho, quizás haya que hacerle lugar para alguno o algunos más. Martínez va por todo porque tiene con qué.



