La expresidenta Cristina Kirchner se presentó en un acto en Merlo luego de los cruces que, días atrás, mantuvo con el presidente Javier Milei sobre la economía del país. Este viernes, las autoridades de la Universidad Nacional del Oeste le entregaron a la exmandataria un doctorado en honoris causa. Posteriormente, dio una clase magistral titulada «Sigue siendo la economía bimonetaria, estúpido».
Habían pasado cinco meses desde la última vez que CFK había protagonizado un acto. El último había sido en abril en Quilmes y, desde entonces, la expresidenta había intercalado un silencio hacendoso (con reuniones con distintas terminales del peronismo, así como una presencia fantasma constante en el Senado) con algunas apariciones quirúrgicas. La expresidenta intervenía cada ciertas semanas, con tuits o cartas, para marcar la agenda y enviar mensajes internos. La Universidad Nacional del Oeste, creada en Merlo durante el gobierno de CFK, venía queriendo distinguirla con un doctorado Honoris Causa hace casi dos años y, finalmente, la fecha terminó coincidiendo con la sanción opositora de la Ley de Financiamiento Educativo. Un evento que la expresidenta usaría como puntapié para la charla magistral que tenía un solo objetivo: concentrar la centralidad opositora contra el gobierno libertario.
Al comienzo de su alocución, se refirió a la reciente discusión por el presupuesto universitario, ley que obtuvo votación positiva en la madrugada de este viernes en el Senado pero que Milei aseguró que va a vetar. “Cuando algunos poquitos criticaron a las universidades es porque siempre vieron al país por el espejo retrovisor”, comenzó diciendo.
Posteriormente se refirió al contenido de la charla y sostuvo que «la economía bimonetaria es el problema” del país. Luego de explicar que la moneda tiene tres funciones (unidad de valor, de transacción y de reserva o ahorro), agregó que «en todos los países es única, es la unidad de valor, excepto en Argentina”.
La decisión de CFK de invitar a Axel Kicillof (que recibió un aplauso atronador cuando ingresó al salón de la Universidad junto al intendente de Merlo, Gustavo «Tano» Menéndez, y «Wado» de Pedro y Oscar Parrilli), había aplacado los temores de algunos dirigentes de que la interna escalara. Y, una vez finalizado todo el acto, la dirigencia estaba directamente aliviada: CFK no se había demorado ni un minuto en la interna y había dedicado toda la charla a apuntar contra Milei. «Sacó al peronismo por encima de su interna y puso la discusión afuera, en la pelea que se está dando con los jubilados y las universidades», celebraba un diputado kirchnerista, al cierre del acto.
Si hubo un mensaje interno durante la charla fue a la CGT, a quien le recriminó que se hubiera quejado cuando, en su última carta, había exhortado a incluir en el análisis de las relaciones laborales la variable del crecimiento del trabajo informal en la Argentina. «Tenemos a otro mundo de trabajadores informales que han quedado sin representación. No podemos hacer como el avestruz y meter la cabeza en un hoyo. No es imputación, es descripción», argumentó, y volvió a insistir en la necesidad de «articular pensamiento, palabra y acción con las nuevas demandas».
«No podemos quedar atados a las demandas del ’45, y nadie tiene que sentirse ofendido. Al contrario, hay que sentarse en la mesa para pensar como pasamos a representar al conjunto de los trabajadores de la Argentina», remató, y el conjunto de dirigentes y jóvenes militantes (muchos de ellos adolescentes) que estaba presente aplaudió con fuerza.



