Susana Giménez volvió a la televisión con su histórico ciclo por Telefe. El programa arrancó pasadas las 22 horas con el sketch que incluyó la participación especial de Rodrigo De Paul, Leandro Paredes y Claudio “El Chiqui” Tapia. Hacia el final, Lionel Messi sorprendió con un saludo especial. “Hola Su. Bueno, no pude estar… yo que tanto te miraba con mi mamá cuando era chiquito. Me alegro mucho de que hayan participado los chicos y que la hayan pasado bien un ratito. Darte un beso grande y espero la próxima poder participar. Un beso”, dijo el capitán.
“Lo primero que quiero que vean es lo flaca que estoy”. Así, volviendo otra vez sobre esa cuestión corporal que la obsesiona desde tiempos inmemoriales, Susana Giménez invitó a todos a un viaje al pasado al que ni ella y la producción se rehusan a bajarse. Eso sí: mientras en otras épocas la diva tenía los recursos económicos para sentar en su living a figuras internacionales, en estos años de vacas flacas el programa repite sus peores (o mejores, para el público que aún la elige) vicios sin otra cosa nueva para brindar. Como si el canal líder de audiencia de la Argentina se hubiera resignado a satisfacer al núcleo duro de seguidores de una diva anclada en el pasado.
La obsesión -fuera de época- por el cuerpo de la conductora se percibió desde la mismísima apertura de esta nueva temporada, que no fue otra cosa que un extenso sketch sin concepto artístico o narrativo alguno, carente del más mínimo trabajo de guión. En ese video, los filtros de las cámaras para afinar la figura de Susana condicionaron la textura de imagen de todos los que hicieron cameos desde el predio de la AFA en Ezeiza, blureados por la tecnología slim. Esa apertura, que se construyó bajo el concepto de acumular figuras y colgarse de la Selección Argentina de fútbol, campeona en Qatar, fue el mejor ejemplo de aquella TV entendida como una “fábrica de hacer chorizos”.
La cámara la adora, el público también. Salvo aquellos que en las redes propiciaron un hashtag pidiendo #ApagonSusana. Pero se ve que el hashtag no llegó a encenderse, siquiera. Ni esa campaña en su contra ni la postergación por la cadena hicieron que la expectativa por volver a verla se desinflara.
Y la medición minuto a minuto indica que la gente la estuvo esperando deCon el correr de los minutos fue mechando el oficio con la glamorosa sencillez de su estilo. sde un rato antes del arranque del programa: mientras en Escape perfecto -conducido por Iván de Pineda- había un contador digital con el tiempo de descuento, el rating iba trepando de 11 a 12 y así, hasta que a las 22 ya estaba en los 14 y pico. Y eso que la estrella de la noche no había aparecido aún.
El rating ya estaba en 15,8, y en pantalla se reproducía el saludo que Lionel Messi le mandaba por su vuelta. Y, unos minutos después, a las 22.23, mientras la cortina musical imponía el pegadizo “detrás de todo solo hay una mujer”, apareció ella: vestido largo azul, estrellas estampadas, sus tacos, su pelo lacio y su sello. Con el correr de los minutos fue mechando el oficio con la glamorosa sencillez de su estilo.



