Paro de transportistas y buques varados trastornaron la actividad normal en las últimas horas.

Bolivia enfrenta una nueva crisis de abastecimiento de combustible, con estaciones de servicio colapsadas y extensas filas de vehículos en las principales ciudades del país. La situación, que se agravó en las últimas horas, está generando preocupación social y tensión política.

El conflicto se intensificó por un paro parcial de transportistas de cisternas, que exigen mejoras en sus tarifas, y por retrasos logísticos en el puerto chileno de Arica, donde buques con combustible no pudieron descargar debido a condiciones climáticas adversas.

Según Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), solo 4 de las 23 empresas cisternas del sector suroriental se adhirieron a la medida de fuerza, pero estarían bloqueando el acceso a otras, impidiendo la carga de combustible. El presidente de YPFB, Armin Dorgathen, denunció presiones con fines políticos y económicos.

En ciudades como La Paz, Santa Cruz, El Alto y Cochabamba, las filas para cargar combustible se extienden por más de 20 cuadras. Conductores recurren a redes sociales para informar sobre estaciones abiertas y tiempos de espera, mientras el tránsito urbano se ve afectado.

El gerente de YPFB Transporte, Jhonny Chuquimia, confirmó que cinco buques —dos con gasolina, dos con diésel y uno con crudo— están varados desde hace más de un mes debido a marejadas y restricciones del gobierno chileno. Se estima que recién a fines de mayo podrían empezar a descargar.

A pesar del panorama crítico, YPFB aseguró que mantiene contratos de importación vigentes y que espera restablecer el suministro en los próximos días. Sin embargo, persisten las críticas desde sectores opositores, que denuncian mala gestión y uso político del conflicto.