El cierre de Easy La Tablada se suma a una ola de persianas bajas que alcanza a Vea, Yaguar y Frávega, en un contexto de fuerte caída del consumo, aumento de costos y reconfiguración del negocio del retail.

El comercio minorista atraviesa uno de sus momentos más críticos de los últimos años. El cierre definitivo de Easy La Tablada, tras tres décadas de actividad, se convirtió en un símbolo de la profunda crisis que golpea al sector del retail en la Argentina. La sucursal, ubicada en la emblemática Rotonda de La Tablada, en el partido de La Matanza, dejó de operar luego de registrar una caída de ventas de hasta el 50% en los últimos dos años.

La decisión fue tomada por el grupo Cencosud, que atribuyó el cierre a un escenario económico insostenible marcado por la pérdida del poder adquisitivo, el derrumbe del consumo y el fuerte aumento de los costos operativos, especialmente alquileres y mantenimiento. El predio, uno de los más grandes de la cadena, había funcionado durante décadas como punto de referencia comercial y social para la zona oeste del Conurbano bonaerense.

Desde el Sindicato de Empleados y Obreros de Comercio de Zona Oeste (SEOCA) confirmaron que las ventas del local se desplomaron entre un 30% y un 50%, lo que terminó de sellar el destino de la sucursal. Tras negociaciones con la empresa, se logró evitar despidos sin indemnización: 30 trabajadores aceptaron retiros voluntarios y otros 25 fueron reubicados en locales de San Justo, Morón, Ituzaingó, Moreno, Monte Grande y Remedios de Escalada.

El cierre de Easy no es un caso aislado. En los últimos meses, el sector supermercadista acumuló seis meses consecutivos de caída en las ventas, según datos del INDEC. Las ventas mayoristas, en tanto, registraron una contracción interanual del 5,2%, el peor registro del año, reflejando la profundidad de la retracción del consumo.

En este contexto, Cencosud avanzó con el cierre de varias sucursales de Vea en localidades como Castelar, Moreno, San Pedro y La Plata, además de establecimientos en Catamarca, San Juan, Mendoza y Tucumán. En algunos casos, como el de San Pedro, el aumento del alquiler —que habría pasado de 18 a 34 millones de pesos mensuales— terminó por volver inviable la continuidad del negocio.

Otras cadenas también enfrentan un panorama complejo. Frávega cerró locales en Temperley y Pergamino y arrastra deudas superiores a los 145 millones de pesos, según registros del Banco Central. Yaguar bajó la persiana de su sucursal en Bahía Blanca y recortó 30 puestos de trabajo, afectada por la caída de ventas y el freno de la obra pública. A su vez, Caromar cerró locales en Mar del Plata y San Justo, con la pérdida de casi 80 empleos, y anticipó nuevas clausuras.

El efecto dominó de cierres y achiques expone la fragilidad del consumo interno y su impacto directo sobre el empleo. Las grandes superficies, más expuestas a altos costos fijos, aparecen como las más afectadas, mientras las empresas buscan replegarse hacia formatos más pequeños para sobrevivir a un escenario económico adverso.