La ola de frío polar que atraviesa gran parte del país disparó el uso de estufas, braseros y artefactos caseros para calefaccionar los hogares, en muchos casos sin las condiciones de seguridad necesarias. Como cada invierno, el riesgo de intoxicación por monóxido de carbono vuelve a estar en el centro de la escena.

Este gas tóxico, producto de una combustión deficiente, no tiene color, olor ni sabor. Su inhalación impide la correcta oxigenación del organismo y puede provocar desde mareos y vómitos hasta convulsiones y la muerte. Por esta razón se lo conoce como “el asesino silencioso”.

Según datos preliminares aportados por fuentes médicas, más de 30 personas murieron en lo que va de 2025 por inhalación de monóxido de carbono en distintas provincias argentinas. Si bien muchas de las víctimas vivían en condiciones de precariedad habitacional, también se registraron casos en viviendas urbanas con instalaciones defectuosas o sin ventilación adecuada.

Frente a este panorama, los especialistas recomiendan utilizar estufas de tiro balanceado, realizar controles técnicos anuales a todos los artefactos a gas y garantizar una ventilación constante en los ambientes, incluso en los días de bajas temperaturas. También se advierte contra el uso de hornallas, hornos, braseros o estufas sin salida al exterior como método de calefacción.

En caso de detectar síntomas como náuseas, somnolencia, confusión o dolor de cabeza mientras hay aparatos encendidos, se debe actuar de inmediato: ventilar los espacios, apagar los artefactos y comunicarse con emergencias médicas. La prevención y el mantenimiento adecuado siguen siendo las principales herramientas para evitar tragedias en esta época del año.