Las ventas en las grandes cadenas de supermercados volvieron a caer en marzo, según estimaciones preliminares del sector. Con una baja interanual de entre el 5% y el 7%, se consolida una racha negativa de 15 meses consecutivos, en el marco de una profunda recesión económica.
Fuentes cercanas al sector supermercadista confirmaron que la caída de marzo se suma al desplome del 7,3% registrado un año atrás, lo que evidencia una retracción sostenida desde fines de 2023, cuando el consumo tuvo su último repunte con un alza del 1,4% en diciembre. Desde entonces, todos los indicadores muestran una tendencia descendente, con un piso del -22% en septiembre pasado, según datos de la consultora Scentia.
Aunque la baja de marzo presenta una desaceleración respecto a meses anteriores, la cifra sigue siendo alarmante. Algunas fuentes atribuyen parte de ese porcentaje al impacto de las inundaciones en Bahía Blanca, que provocaron cierres temporales de locales. Sin embargo, con la reapertura progresiva en esa región, se estima que el descenso es real y generalizado en todo el país.
Entre los factores que explican la caída del consumo, se destacan los tarifazos en servicios públicos durante el segundo trimestre del gobierno de Javier Milei, que obligaron a muchos hogares a redirigir sus ingresos hacia gastos fijos como luz, gas y transporte. A esto se suma la ausencia de programas como Precios Cuidados y el aumento de precios en góndolas producto de la suba del dólar paralelo.
La situación se agrava por la inflación persistente, con un 3,2% registrado en marzo en la Ciudad de Buenos Aires, lo que anticipa una posible suba en el índice nacional. Con este escenario, y sin señales de recuperación inmediata, los pronósticos para el consumo en abril y los próximos meses siguen siendo negativos.