El Gobierno anunció que en julio los jubilados y pensionados recibirán un aumento de $4.570, en línea con la inflación del mes de mayo, que fue del 1,5% según el INDEC. Sin embargo, la cifra real muestra un fuerte deterioro del poder adquisitivo: el incremento no alcanza ni para comprar un kilo de pan y un paquete de fideos.
Con este nuevo ajuste, el haber mínimo pasará de $304.723 a $309.293. En ese contexto, el valor del aumento equivale a menos de lo que cuestan productos básicos como medio kilo de queso cremoso, cuatro hamburguesas congeladas o un litro de leche. Según datos oficiales, un paquete de fideos tipo guisero y un kilo de pan suman $4.952,92, por encima de lo que representa la suba jubilatoria.
El impacto del aumento también se mide en carnes y lácteos. Medio kilo de asado cuesta $5.485, un kilo de carne picada supera los $6.600 y un kilo de paleta ronda los $11.000. Incluso un dulce de leche de 400 gramos o un yogur individual resultan más caros que el aumento otorgado.
Desde el inicio de su gestión, el presidente Javier Milei estableció que los aumentos a jubilados se ajusten por el Índice de Precios al Consumidor. Si bien la inflación fue controlada mediante congelamiento salarial y control del tipo de cambio, esta estrategia redujo el gasto previsional a costa de un deterioro marcado del poder de compra de los adultos mayores.