El oficialismo volvió a tropezar en el Congreso. Esta vez, La Libertad Avanza se vio obligada a suspender la sesión del Senado para debatir la Ley de Ficha Limpia por falta de votos. El proyecto, que busca impedir las candidaturas de personas condenadas por corrupción en segunda instancia, fue postergado sin fecha definida, generando sospechas incluso entre los aliados del Gobierno sobre su verdadera voluntad de avanzar con la medida.

La iniciativa había sido impulsada por Ezequiel Atauche, jefe del bloque libertario en el Senado, como una jugada para contrarrestar el impacto político tras el rechazo a los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla para la Corte Suprema. Sin embargo, el oficialismo no consiguió reunir los 37 votos necesarios para garantizar su aprobación, y la estrategia legislativa volvió a fracasar.

La vicepresidenta Victoria Villarruel, aunque seguía de cerca las negociaciones, evitó firmar el decreto de suspensión y delegó la tarea en el presidente provisional del Senado, Bartolomé Abdala. Mientras tanto, sectores del PRO, la UCR y bloques provinciales expresaban malestar por haber sido arrastrados a una sesión que sabían perdida.

La clave del fracaso estuvo en la falta de negociación con los senadores santacruceños José Carambia y Natalia Gadano, que se negaron a respaldar un proyecto sin haber sido parte de ningún acuerdo previo. Desde sus despachos acusaron al Gobierno de querer “usar chivos expiatorios” para cubrir su propia desorganización. La tensión se palpaba también en el radicalismo, donde algunos dudan de que Milei haya querido realmente aprobar la ley.

Finalmente, cerca de las 21 horas del martes, Atauche logró que los aliados firmaran el pedido para levantar la sesión. El argumento fue el paro de la CGT, que supuestamente complicaba los traslados a la Ciudad. Pero en los pasillos nadie lo creyó: “La verdad es que los votos no estaban”, reconocieron fuentes del Senado. Incluso desde la propia Casa Rosada ya preparaban un nuevo intento por culpar a Villarruel del revés.