El hallazgo de Rusia representa 30 veces Vaca Muerta o el doble de las reservas de petróleo de Arabia Saudita. Está valuado en un valor estimado de 511 mil millones de barriles, unas diez veces superior a la producción total del Mar del Norte en cincuenta años o dos veces las reservas de Arabia Saudita, según informó el diario británico The Telegraph. El hallazgo encendió las alarmas de la comunidad internacional.
En gran medida es debido a que Argentina, junto con Chile y el Reino Unido, reclaman soberanía sobre el territorio donde se encontraron las reservas, lo que podría intensificar las disputas territoriales.
Que Rusia haya descubierto enormes reservas de petróleo y gas en la Antártida, específicamente en áreas reclamadas por el Reino Unido, suscita temores sobre la posibilidad de perforaciones en una región protegida.
Según informes presentados al Comité de Auditoría Ambiental del Parlamento británico, las reservas ascienden a 511 mil millones de barriles de petróleo, una cantidad diez veces mayor a la producción total del Mar del Norte en los últimos 50 años.
Este hallazgo no solo plantea cuestiones económicas, debido a la prohibición de explotación en la zona según el Tratado Antártico de 1959, sino también preocupaciones políticas y medioambientales.
El Tratado Antártico establece la Antártida como un continente dedicado a la paz y la ciencia, prohibiendo cualquier tipo de explotación de recursos minerales, aunque permite la «investigación científica». Sin embargo, la ambigüedad del Protocolo de Protección del Medio Ambiente de 1991 y las actividades recientes de Rusia, incluyendo estudios sísmicos extensos, generan dudas sobre la verdadera naturaleza de su «investigación científica».



