El (a veces) efímero pasaje por la fama televisiva está demostrando una vez más su naturaleza volátil con el caso de «Furia» Scaglione, una de las participantes más controvertidas de la última edición de Gran Hermano, transmitida por Telefe. Desde su salida de «la casa más famosa del país», Scaglione ha visto cómo su vida dio un giro inesperado, pasando de ser una figura prominente en el reality show a buscar desesperadamente oportunidades para mantenerse relevante.
En las últimas horas estuvo como invitada especial del programa «Toda», que se emite por el canal de YouTube de Carajo Stream. Allí habló de todo, tiró las cartas y hasta le cortó el pelo a Alex Caniggia, que también dijo presente.
No obstante, lo más llamativo llegó a continuación, cuando la mediática compartió una historia desde su cuenta de Instagram @furiascaglione. En la misma, ofreció su servicios para eventos especiales, sin escatimar en nada: «DM (mensajes directos) abiertos para contrataciones para eventos privados y presencias en cumpleaños, casamientos, quinces», escribió. «Precios accesibles», agregó.
La situación de «Furia» Scaglione no es un caso aislado. Representa el ascenso y la caída abrupta de los llamados (Andy Warhol dixit) «famosos de 15 minutos», quienes alcanzan notoriedad a través de un reality show o un escándalo mediático, pero carecen del talento y el sustento necesario para mantener una carrera a largo plazo.
Su presencia en la industria del entretenimiento se ve rápidamente erosionada, dejándolos en una pendiente de irrelevancia y, muy habitualmente, en medio de la humillación pública.



